jueves, 22 de marzo de 2012

En el tiempo de descuento (por Joaquín Garrido)


Allá por Septiembre de 1997, coincidiendo con mi “estreno corcero” en León, todos los años, al llegar este período, justo por la terminación de la media veda en el Sur, se despiertan en mí, sensaciones de difícil explicación, es como un reloj biológico igual que el celo de la perdiz, o la berrea del ciervo, que me hacen sentir la necesidad de acudir a esa cita, al norte de España en busca de nuestro querido, admirado y venerado “Corzo”.

Cambiar el sofocante calor, por los amaneceres y crepúsculos frescos, el paisaje reseco, polvoriento y mustio, por prados verdes con ricia o panizo, hayedos oscuros y robledales frondosos,,,, etc, todas estas circunstancias, hacen que desde el año 2000 (gracias a la permisividad y paciencia de mi querida esposa, ) no falte a esta cita Otoñal.

Este 2011, resultaba totalmente distinto a los que estaba acostumbrado, pues ni en Julio, Agosto y Septiembre, había caído una sola gota de agua en el coto que teníamos reservado, para gastar el último precinto de la temporada.



Tras la consulta a personas más expertas que yo en estos menesteres “Corciles”, principalmente socios de la ACE , me referían que Octubre era un buen mes para la observación y caza de nuestro duende, sobre todo en zonas donde exista bellotas de robles, quejigos y encinas.

El tema estaba claro, así que una vez fijada la fecha en el calendario, el martes 11 de Octubre, nos dirigíamos mi amigo Miguel y yo a tierras sorianas para disfrutar de unos días de vacaciones y caza.




Mi estreno, en ese primer atardecer norteño, me sobrecogió profundamente, pues el paisaje, estaba prácticamente igual que allá por nuestras tierras andaluzas, aunque por las noches y amaneceres, descendían las temperaturas con una diferencia superior a 20 grados, en relación a las horas centrales.

A esto había que sumar la escasez de animales que avistábamos en nuestras salidas, lo que me hacía presagiar un mal final de temporada, pues salían muy tarde casi sin luz para poder observarlos y se recogían tempranos, en cuanto el sol calentaba un poco.




Reconsideraba mi postura, y me repetía “no pasa nada” siempre quedará el placer de recechar, observar principalmente hembras y crías y la ilusión de encontrar ese macho tan ansiado como buscado. Si no es este año será el próximo, lo importante es participar.

El miércoles a mediodía, se une a nosotros otro gran amigo y socio de la peña, Juan,
“ Juanito” como cariñosamente le llamamos, quien disfrutó de las Papas con Chocos que preparé, dando buena cuenta de ella con tres suculentos platos, regados con Ribera del Duero. Al día siguiente por la mañana, en su segunda salida, se hacía con un macho precioso. Largo y pelado, quizás un poco joven, pero el tiempo pasaba y había que “ hacer los deberes”, además se lo merecía, un ejemplar de gran porte, lo trajo por la calle de la amargura, durante los meses de Mayo, Junio y Julio y a pesar de verlo en varias ocasiones no pudo abatirlo.

Le refería cariñosamente,


¡¡¡ Don Juan, que ese bicho sabe latín, por eso ha llegado a viejo!!!

¡¡¡ Sí,,, , Don Joaquín, pero es que no es normal que me haya dado varias
Oportunidades y no las haya aprovechado!!!

¡¡¡ pues ya sabe, a ponerle los puntos la temporada que viene!!!

¡¡¡ A saber, a saber......!!!


Amaneciendo, recechaba por el filo del monte y una rastrojera de girasol, cuando localicé a cinco hembras y un macho que se dirigían tranquilamente a sus encames. La tentación fue grande, ( jueves 13, quedan 3 días nada mas), no es malo, aunque le falta un año como mínimo. Después de mirarlo y requetemirarlo, le puse el seguro al rifle, me incorporé y espere a que entrasen al robledal.
También ese día por la tarde, Miguel falla un buen corzo, que teníamos localizado y que propició su vuelta repentina a su hogar y lugar de trabajo, no estaba disfrutando de la caza pues tenía la mente ocupada en sus negocios que, como la mayoría de los españoles en esta época , no pasaba por sus mejores momentos. Se lo hice saber y coincidió plenamente conmigo “no estaba a lo que estaba, querido amigo” .

Otro nuevo día, viernes 14 de Octubre, sobre las 8,30 horas ya observaba bastante animales de los rastrojos a la espesura, parecían tener prisa, entretenido estaba cuando a unos 500 metros, un corzo que se encuentra en el filo del monte me parece bueno, largo y con la cuerna blanquecina, era la primera vez que aparecía por aquellos predios, sin más dilación, le hice una entrada, aunque al llegar al prado desapareció, la táctica a seguir era simple, mañana cazaría del monte a los limpios y esperar en un alto dominante.

Sobre el mediodía llamó a Juan para saber cómo le había ido, estaba dedicado en compañía del presidente a terminar el cupo de hembras y porque no, localizar algún macho tirable. Nada destacable me decía, aunque se alegró cuando le conté que había visto algo bonito y que me parecía bueno.

Durante el desayuno del sábado, comentamos y decidimos cazar juntos esa mañana, aunque se hace un poco más de ruido, se compensa con el dicho de que cuatro ojos ven siempre más que dos, además nos apetecía.

El partido está llegando a su fin Don Joaquín,

y que lo digas querido amigo,

la suerte está echada y la providencia dictará sentencia !!!


Caminábamos lentamente por una silleta, registrando a nuestra derecha el robledal, desde el sopié a la cuerda, viendo varias hembras con crías y a la izquierda las rastrojeras, amarillentas y algún pegote de monte, aguardando la llegada de nuestros invitados.

Oscuisss, de repente una hembra con su cría salen del arbolado y cruzan un pequeño perdido, los miro y cambio de postura, cuando Juanillo me advierte ¡¡ Viene un Macho, viene un macho!!!, al verlo a través de los prismáticos, lo identifiqué como el “Cuernas Blancas” de ayer, traía un andar cansino y sereno, aunque no se paraba, es como si presintiese que ese sitio no era bueno y sí el abrigo del monte.

Rápidamente, coloqué el Harris, me tumbé, quité el seguro a apreté lentamente el gatillo, hasta que el Blaser cumplió con su función y me sorprendió el trallazo. Pensé que no lo había tocado pues seguía en el mismo sitio, aunque mi amigo me abrazaba y decía por fin, por fin, ya lo vi tumbado, inmóvil, justo donde lo tiré, ni se había enterado de su destino final.



Zapatazos hacía él, si bien a medida que nos acercábamos me sentía más nervioso, pues no sabia exactamente lo que había conseguido , al llegar nos llevamos una grata sorpresa, confirmando su largura, perlado y con mas grosor del esperado.

Olees, Felicitaciones, fotografías, precintado y regreso al pueblo con la enorme satisfacción de finalizar una gran temporada, con un precioso ejemplar de aprox, cinco años, que como “a posteriori” mis amigos me repetían



¡¡¡ En Tiempo de Descuento !!!