martes, 13 de abril de 2010

DE CORZOS


Llega la primavera y se abre una nueva opción cinegética. Aún calientes lo cañones de nuestras armas por las extintas monterías a las que el mes de febrero puso su fin, nos vuelve a enamorar el campo y en este caso de una forma especial y distinta. Llegan los corzos y sus ladras, los amaneceres en los prados, la obsesión por coincidir con la salida de alguno de estos fantasmas y que su trofeo merezca la pena; llegan las entradas imposibles en prados interminables en los que a veces nos gustaría ser invisibles para acercarnos más y más y llegan los aguardos del atardecer que, aunque más cortos, igual de intensos y emocionantes.

Llevo varios años eligiendo como destino corcero Galicia y, a pesar de que los dos primeros no cubrieron las expectativas cinegéticas depositadas, el cariño con que se nos ha tratado desde un principio, el entorno, la gastronomía y el sentirse como en casa ha ido poco a poco conquistándome.

Este año, además, ha sido aún mejor si cabe. Aunque faltaba mi padre (“convaleciente” aún de su aventura en la Pampa), he contado con insustituibles socios de viaje: a la compañía de Ramón y Quini que son reincidentes (partciparon el año pasado), se han incorporado Alfonso y Miguel que, como era de esperar, han “aderezado aún más el caldo”. Aún me río solo pensando lo bien que lo hemos pasado.

Para aquellos que defienden que en Galicia no hay calidad de corzos les paso un video bastante interesante (su autor, Diego Seco, cazador profesional donde los haya y aficionado a la fotografía, me ha cedido las imágenes)



La ruta comenzaba en Sevilla y el primer destino era Salamanca. Allí nos encontramos con nuestro buen amigo Alfonso que, perfecto conocedor de armas y calibres, se encargaría de la revisión del rifle de Quini que no estaba muy confiado con su puesta a tiro. Aquella mínima revisión se transformó en más de 40 tiros (fue necesario un viaje a Salamanca a una armería por balas) y cinco horas amenas pero de un resultado incierto. Al final, salvo Miguel que probó con suerte y quien os escribe que no sacó el rifle, lo que conseguimos fue mayor incertidumbre aún con el estado de los visores. Si volviésemos a viajar no dudaría en volver a pasar ese buen rato de entretenimiento y puntería.



Llegamos a las 3 de la madrugada y al poco de acostarnos, el despertador y en marcha. Como se ha convertido en costumbre (facilitado todo por la ligereza de gatillo que me caracteriza) fui el primero en hacer los deberes (el lance no lo cuento por no tener mucho interés) abatiendo un corcito con seis puntas sobre las nueve de la mañana del primer día. A pesar de contar con una espesa niebla, pude abatir el referido animal, fallar otro y ver algún otro macho interesante. Gran parte de la culpa de tal éxito la tuvo Antonio Ferreiro, mi guía y acompañante que se mostró, en todo momento, conocedor del terreno y de las querencias de los animales.

A media mañana me llegó la fantástica noticia de que Ramón, en un alarde de experiencia, se había abrochado el suyo que resultó ser bastante más aparente que mi corzo. Me alegro por él y me satisface la naturalidad con la que contó que le hizo solo la entrada y lo abatió de un certero disparo en su sitio.


Ya sólo quedan tres por matar. Por la tarde me fui con Quini que recechaba con el presidente de la sociedad (Felipe). Al llegar a un prado enorme, vemos a una distancia de unos 800 metros un corzo saliéndose de otra siembra sin que encontrásemos opción de hacerle entrada alguna. Cuando pensábamos que nada había que hacer, en nuestro mismo prado, en una zona que no dominábamos, nos ladró un corzo; el gesto nos dio a entender que nada había que hacer y desilusionados, nos disponíamos a abandonar el mismo. Gracias a que Felipe se asomó más abajo y nos avisó de la presencia de una pareja de corzos, pudimos hacer una preciosa entrada. En pendiente descendiente y teniendo que reptar todo el tiempo, nos encajamos lo más cerca que pudimos de los animales que, tranquilamente, pacían en el rincón más bajo del prado. Pego una foto del prado


El macho nos daba sensaciones contradictorias según se situaba y aunque Quini no quedó muy satisfecho con el trofeo, pienso que mereció la pena: el tiro fue excepcional.

Al día siguiente salí con Alfonso que había tenido suerte por la mañana y cobró el corzo mayor del viaje (como siempre en estos casos).


Salimos con Diego Seco que nos puso delante de hasta siete machos (¡qué diversión!) entre los que vimos una collera peleándose, uno con dos hembras, otro ramoneando a escasos metros nuestra (no lo tiré por “los pelos” y por no estropear la tarde a Alfonso) y, finalmente el último: nos acercamos a un prado no muy lejado de casa de Diego en el que nos comentó que había visto con su mujer no hacía mucho una collera con un macho importante. Cuando creíamos que no veríamos nada más (la noche se nos echaba encima) de pronto, la voz de alarma: “...allí está ..... es el grande...”.

Los que conocemos a Alfonso nos podemos imaginar, con la afición que tiene, los nervios que pasó en esos breves instantes anteriores al tiro. La distancia, superior a los 200 metros. La luminosidad bastante limitada (no pude ni valorar el trofeo). Los animales tranquilos. El fogonazo del 300 RUM de Alfonso se vio seguido del inequívoco sonido de la bala al pegar en el animal. El corzo pegó un salto enorme y se nos quedó mirando, a la misma distancia y en una postura forzada por el tiro. Pensando que caía, Alfonso no repite hasta que el animal, entra entre tropezones en la espesura que tenía en dirección opuesta a nosotros.

Nos acercamos al lugar y localizamos el ratro de sangre pero la escased de luz nos impidió dar con el corzo y obligó a Diego a ir por su perra que lo localizó sin trabajo. El resultado: otro buen corzo.


No puedo olvidar mencionar los lances que nos contaron Alfonso y Miguel en relación a sendos zorros que mataron a distancias imposibles.



Con independencia de que Miguel no matase (no venía muy contrariado) la verdad es que volvíamos todos bastante contentos. Verdaderamente verdad es que después de estos viajes se aprecia algo más si cabe la compañía de los amigos y la posibilidad de compartir los momentos que nos brinda esta bendita afición.

Un saludo a todos

miércoles, 7 de abril de 2010

ADELANTO


En puertas de nuestro viaje a Galicia, os pego un adelanto del viaje de mi padre a Argentina para que se os vaya "cayendo la baba". A la espera de su relato y más fotos que lo ilustren, os paso unas fotos del material que ha traído.


UN abrazo