martes, 24 de noviembre de 2009

La Urraca

De los que escribo a continuación no me sorprende nada. A estos no hay que desearles suerte porque siempre la tienen (envidia sana). Me escribe Fernando Camacho para "ponernos los dientes largos" como los de los guarros que mató el sábado con su tío Antonio. Os dejo con la crónica (las imágenes hablan por sí mismas). Un abrazo fuerte a los Robledo!



"Sábado 21 de Noviembre de 2009


Monteé junto a mi tío (Antonio Robledo) en La finca “La Urraca”. Vaya fincón¡¡¡, por cierto. Se cazaba la mancha “Llanetejos y bajos de la casa” de unas 600 Ha aproximadamente.

La montería era solo a guarros y se cazaba con 24 puestos , y pensé : ¿ 24 puestos para 600 Ha.? ¿y a guarros? Pero mayor fue mi sorpresa cuando me dijeron que soltarían 29 rehalas. Rehalas que se soltarían al choque, y en ese choque estábamos nosotros, en el puesto nº 1 de la Traviesa “Canal de la Chorrera”. El puesto nos gustó.

Pero lo que rápidamente me di cuenta, es que en esta finca, los puestos están para tirar , y lo de matar es otro cantar, ya que la gran mayoría de los puestos tienen tiraderos de 200-300 metros y complicados , con un montarral apretado de coscojas, madroños, eucaliptos y jaras. La verdad, es que a priori difícil estaba la cosa.

Y la cosa, no empezó del todo bien, el puesto de al lado tiró una cochina, la hirió , y nos entró a nosotros, pero fue imposible quedarse con ella, entre otras cosas porque mi tío pecó de prudente.

Más tarde, de un tiro seco mató una gran cochina repechando, de culo, que entró por detrás y que se la avisé. Buen tiro.

Se estaba tirando mucho por todos sitios. Y fue ya, cuando los perros llegaron cerca de nosotros cuando empezó el movimiento. Ladras, arrollones, emoción y en un abrir y cerrar de ojos, tiró dos nuevos guarros que puso patas arriba, un navajero y un machete. Nada más tirar el segundo, me dio el rifle para que yo tirara; la suerte y el destino, se juntaron, para que de una vez por todas pudiera cobrar ese macareno que tanto soñaba, y es que en la costera de enfrente apareció el cochinaco , con poderío, plantándole cara a los perros ,desafiándolos y eso fue lo que le perdió para que pudiera quedarme con él. Mi tío lo vio rápido: “has matado un guarraco “, me decía.
Esto era un éxito, llevábamos 4 guarros y era la una.

Volví a darle el rifle y nada más dárselo, las rehalas echaron otro cochino la cuesta abajo, que venia a mil por hora para nosotros, el primer tiro se lo pegó trasero y el segundo en la tabla del cuello, lo paró en seco. Bien ¡¡ Estábamos locos.

Volví a tener el rifle en mis manos, pero nada más dio la cara, y ahí acabó nuestro puesto, que creo que aprovechamos más que bien. Marcamos y ayudamos a arrastrar los bichos y felices nos fuimos a la reunión.

La montería estuvo fenomenal, se mataron sobre 45 guarros de tiro, más 6 ó 7 que cogieron los perros, de entre los cuales 12 tenían buenas bocas. Y eso que hubo fallos a raudales.




Sin más, agradecer de todo corazón a mi tío su invitación a compartir este día de cacería conmigo y hacer que se cumpliera uno de mis grandes sueños en la caza, el poder matar ese macareno, con el que todo montero ha soñado alguna vez en la vida. Pero las gracias no solo por eso, sino también por hacerme pasar un inolvidable día cinegético que difícilmente podré olvidar.

Afición, bendita afición.

Fernando Camacho Robledo"

2 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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